lunes, enero 30, 2006


Don concha vs. los ladrones de botellas.
Estaba en la silla de playa, después de comer una roja sopa de cangrejos, divagando sobre donde disfrutaría mejor la siesta, en cama o allí mismo. Cuando la puerta retumba como cajón de madera, al abrir veo una figura conocida, era el Trago, estaba tocando las puertas de todos los vecinos como predicador evangelista, me estrecha la mano y saluda cortés. Disculpe sr. me permite unos minutos de su tiempo?. La verdad es que estoy muy ocupado -respondo con cara de pocos amigos-, insiste, no serán más que unos minutos. Si, pero estoy trabajando, en otra ocasión -no puedo dejarme convencer-, seré breve sólo le suplico una oportunidad. Vi su rostro al borde de las lágrimas, y sentí pena ajena, Esta bien, sólo unos minutos.
Regresé dos días despues a casa, me esperaba doña rezaca con un bate de beisbol americano en la mano.

1 comentarios:

Deicidio on 7:24 p. m. dijo...

Uy que buena. Ese cabrón anda buscándome todos los días.

 

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