Entraba a la casa quinta miraba las escaleras y volvía a salir, lo hice 3 veces en bucle, era un error, un dejavu. Probé con la puerta del lado y encontré lo que buscaba las otras escaleras, entonces se aclaró todo, esta era la otra quinta donde se hospedaba mi familia, ingresé por un portón, había gente tomando aire y me miraban como por primera vez, no los tome en cuenta y seguí buscando, llegue a la habitación donde deberían estar, no había nadie sólo otros molestos vecinos desconocidos, me abandonaron?, escuché otra voz como un eco, mi familia también me abandonó, miré hacia atrás y me adelantó un joven con lentes, lo seguí y le pregunté a donde iba, no lo sé respondió, salimos a las calles metalicas, tengo que ir a trabajar te acerco a donde vayas, mientras que buscaba su bimóvil, ok respondí, le pregunté por su trabajo y me comentaba que no le iba mal, me enseñó su recibo de sueldo, estaba ahorrando para las enfermedades de su familia, ahora estaba sólo en esta ciudad extraña al igual que yo. Cruzamos el malecón, y seguimos por los edificios polarizados donde acostumbran circular estrellas de rock, pasamos algunas en el bimóvil, le pregunté si tenía licencia y me dijo que no, no tenía ningún documento legal aparte de su recibo, entonces confiemos en nuestra suerte advertí. Le sugerí ir a Córdoba y Esmeralda, posiblemente mi familia estaba allí, me dijo que era peligroso ir con nuestros semejantes, él no quería regresar lo veía en el reflejo de sus ojos por el retrovisor, él era feliz conduciendo por la Ciudad de la furia.
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